8 cosas que debes saber antes de poner una pipeta a tu gato en Almería
Si tienes gato, seguro que ya sabes que las pipetas son muy cómodas y eficaces para protegerlo frente a pulgas, garrapatas y otros parásitos.
Es muy común que surjan dudas porque tienen su proceso: ¿cuándo se aplica?, ¿dónde se pone?, ¿qué pasa si tengo varios gatos?
En Animalfisio vemos muchos casos de gatitos con reacciones leves o pérdida de eficacia simplemente porque la pipeta se aplicó mal o no era la adecuada.
Por eso vamos a explicarte, con calma y en palabras sencillas, qué debes tener en cuenta antes de aplicar una pipeta a tu gato.
Así evitarás sustos y garantizas que el tratamiento sea realmente efectivo.
1. No lo bañes justo antes de ponerle la pipeta
¡Cuidado! Este es uno de los errores más habituales.
Si bañas a tu gato antes de aplicar el producto, su piel puede quedar sin la capa natural de grasa que ayuda a que la pipeta se distribuya correctamente.
Hay que esperar al menos 48 horas después del baño para poner la pipeta.
Y después de su aplicación debemos esperar otras 48 horas para poder lavar a nuestro gato ya que ese es el tiempo que tarda en absorberse todo el líquido de la pipeta.
Si le bañamos antes de ese tiempo eliminaremos el principio activo no absorbido aún y la pipeta no será eficaz.
En resumen: ni baño 2 días antes ni 2 días después.
2. Asegúrate de que la pipeta sea de calidad
Hoy en día se pueden comprar pipetas en muchos sitios, incluso por internet, pero no todas son seguras.
Algunas tienen dosis o formulaciones poco precisas, e incluso pueden causar reacciones adversas.
Nuestra recomendación es clara: usa siempre productos veterinarios de confianza, preferiblemente los recomendados por tu veterinario habitual.
En Animalfisio trabajamos solo con marcas testadas y registradas, y además te asesoramos según las necesidades de tu gato (peso, edad, estilo de vida, si sale o no a la calle, etc.).
3. Comprueba que tu gato no sea alérgico
Algunos gatos pueden ser alérgicos a los principios activos de ciertas pipetas. Es raro pero puede pasar.
Por eso, si es la primera vez que aplicas una pipeta a tu gato, observa durante las siguientes horas si aparece picor, irritación o enrojecimiento en la zona. O le notas muy cambiado.
Si notas algo raro, limpia el área con una gasa húmeda y acude al veterinario.
En la clínica solemos recomendar probar primero con productos suaves o con ingredientes naturales, sobre todo en gatos con piel sensible.
4. Elige la pipeta según su peso y edad
Las pipetas no son “una talla única”. Cada una está formulada con una cantidad concreta de producto que debe ajustarse a su peso y edad.
Una dosis demasiado alta puede provocar toxicidad, y una baja puede resultar ineficaz y no servir para nada de nada.
Por eso, antes de aplicarla, pesa a tu gato (en casa o en la clínica) y revisa que la pipeta corresponda con su rango de peso.
Si tienes dudas, no improvises: pregunta siempre a tu veterinario o déjate asesorar en Animalfisio, que para eso estamos.
5. Aplica la pipeta solo si tu gato está sano
Parece una obviedad, pero muchas veces se pasa por alto. Si tu gato está enfermo, con fiebre o recuperándose de una cirugía, mejor posponer la aplicación.
La pipeta actúa a través de la piel y su metabolismo, por lo que un organismo debilitado podría no tolerarla bien. Y no queremos provocar ningún malestar al animal.
En Animalfisio lo comprobamos siempre antes de aplicar cualquier tratamiento: preferimos esperar un par de días más a arriesgar su bienestar.
6. Usa el producto adecuado según la necesidad
No todas las pipetas sirven para lo mismo. Algunas están pensadas solo para pulgas, otras también protegen frente a garrapatas, mosquitos o ácaros.
Y hay otras que protegen frente a parásitos externos y parásitos internos.
Lo ideal es elegir el producto según el entorno del gato y su riesgo real de infestación.
Por ejemplo, en Almería, donde el clima es cálido casi todo el año, las pulgas y mosquitos son muy persistentes.
En gatos que salen al exterior o tienen contacto con otros animales, conviene usar una pipeta de amplio espectro: contra parásitos externos e internos.
Si el gato no sale de casa, puedes optar por una protección más básica. Cada gato vive en una situación de riesgo distinta, y por eso conviene individualizar el tratamiento.
7. Aplica la pipeta en la zona correcta
Parece un detalle menor, pero es clave.
La pipeta debe aplicarse en la parte alta del cuello, donde el gato no pueda lamerse.
Abre el pelo con los dedos hasta ver la piel y deposita el contenido directamente sobre ella.
Evita ponerlo en el pelo o en zonas donde pueda frotarse con facilidad.
En gatos de pelo largo, puede ser útil dividir la dosis en dos puntos del cuello para asegurar una distribución más homogénea.
Y ojo: nada de acariciar esa zona durante las primeras 24 horas, que el producto necesita ese tiempo para absorberse.
Si lo acariciamos o tocamos con nuestras manos, quitamos parte del producto y disminuirá su eficacia.
8. Si tienes varios gatos, sepáralos un día
Esto es especialmente importante si tus gatos se lamen entre ellos (y sí, todos sabemos que lo hacen constantemente).
Sabemos que puede ser difícil pero hay que intentarlo
Después de aplicar la pipeta, mantenlos separados al menos 24 horas, o hasta que la zona esté completamente seca.
Así evitas que alguno ingiera el producto accidentalmente.
En casa siempre decimos que es “la noche del pipeteo”, porque toca tenerlos cada uno en su rincón. No pasa nada, al día siguiente ya vuelven a su rutina de mimos y juegos.
Recuerda, sobre el tema de las pipetas en gatos
Aplicar una pipeta parece algo sencillo, pero hacerlo bien marca la diferencia entre una protección eficaz y un posible problema.
Recuerda: el baño, la dosis, la zona de aplicación y el tipo de producto son factores decisivos.
Y si tienes cualquier duda, no te la juegues: pregunta a tu veterinario o acércate por Animalfisio a vernos (también puedes llamarnos).
Nosotros te ayudamos a elegir la pipeta adecuada, revisamos la piel de tu gato y te explicamos paso a paso cómo aplicarla sin estrés. Porque cada detalle cuenta cuando se trata de su bienestar.
Y ya sabes —como decimos por aquí—: “más vale prevenir que andar luego con el rascado y los disgustos”.